viernes, 30 de abril de 2010

. · . · . · . · .

*Con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un
rincón del cuarto. Pero bastante más que tres minutos.

....Querido Julio, lamento decirte que no pude atenerme del todo a las instrucciones que escribiste. No ingresé en el escándalo, pero tampoco es que debí dirigír la imaginación hacia mí misma, me salió. Nada más. Y tengo la mala costumbre de caer en la trampa del mundo exterior. Sí, otro pensamiento-recuerdo acechó mi mente. Ya no soy tan niña, por eso no tengo porqué dirigirme hacia un rincón del cuarto. No quiero sacar las manos -con la palma hacia adentro- de mi cara. Quiero acurrucarme y quedarme en posición fetal. Quiero poder renacer y empezar otra vez. ¿Cómo hace uno para borrar y empezar a escribir otra vez? Es como si uno escribiera con la mano y borrara con el codo, todo a la vez. No sé hasta que punto está bien hacerlo. ¿Cuán fácil debería ser olvidar? ¿Cuán poco debería doler recordar? ¿Se borran las marcas en la piel? ¿Hya fecha de vencimiento? ¿Todo lo tiene? ¿Cuándo es? ¿Por qué? No lo sé.

jueves, 8 de abril de 2010

. · . · . · . · .

Quisiera que jamás se hubiera roto el cristal

o ahora, que el camino está andado, que

pudieran pegarse los pequeños restos tal cual

estaban distribuidos, cada uno en el lugar correspondiente

para que cumplan la misma función.

Pero poder hacer eso

sería como intentar desandar aquel camino.

Regresar sobre los mismos pasos

para que no quede nada.

Imposible.

No hay viento.

La tierra quedó marcada.