....No los conocía y apenas entendía qué era lo que estaba pasando. Fue durante 2001-2002. Sabía que había mucha gente que tenía hambre y que casi todos los días se manifestaba para poder conseguir algo --hasta ahí, por lo menos, entendía--. Como en toda casa de clase-media, en la mía también había problemas económicos. Mi mamá nos pedía que cuidáramos la plata. En diciembre, me acuerdo que estaba rindiendo Lengua y literatura en el colegio y suspendieron todo porque había llegado la noticia de que estaban saqueando un supermercado Día% que estaba a unas siete cuadras del colegio. No ví nada. Era sólo eso, lo que mis oídos habían escuchado. Mi hermano estaba mal porque no había podido festejar su cumpleaños aquel 18 de diciembre. Pocos días antes de esos tan recordados 21 y 22. Tenía miedo, no era miedo a que me pasara algo, no sé porqué tenía miedo. También tenía tristeza. Lo poco que sabía era lo que mostraba la tele. Y claro, como en la mayoría de las familias, todos los domingos comprábamos Clarín. Nunca creí que había sido la crisis la que había causado dos nuevas muertes. Nunca. Me acuerdo que estaba mirando la tele con mi hermano --yo 13, él 11--. Y también que nos quejábamos de la situación y nos parecía horroroso que, encima que no tenían dónde dormir porque a penas tenían una casa, tuvieran que salir a manifestarse por un plato de comida, por mejor educación para los chicos y tantas cosas por las que teníamos para quejarnos. Si la memoria no me falla era la hora del almuerzo cuando estábamos con mi hermano, una vez más, sin saber qué hacer por lo que estaba pasando. Claro, estaba la tele prendida. La escena constante era la del camarógrafo junto con el periodista corriendo de los gases lacrimógenos, los caballos y las supuestas balas de goma. Se escucharon los tiros y mi hermano se quedó pasmado frente a la TV con los ojos grandes y llenos de lágrimas y llorando me pidió por favor que apagara ese aparato, que no quería ver nada más de eso. Se fue al cuarto con las manos en la cara, llorando. Era más fuerte que yo. No podía dejar de mirar, sentía que no lo podía ignorar, cambié de canal, pero las únicas opciones que tenía mostraban cosas parecidas porque sólo tenia canales de aire, ya que no tenía cable. En todos pasaban lo mismo. (Otra vez) si la me moria no me falla, en algún canal lograron captar lo que estaba pasando en Avellaneda, que un chico estaba intentando salvar a otro cuando la policía empezó a perseguirlo y finalmente logró su cometido y lo mató. Me asuste, abracé a mi hermano y me puse a llorar. Esa tarde no volvimos al colegio, nos quedamos con mi madrina intentando despejar la mente. Tarea complicada.
La intensa vida de Darío Santillán
domingo, 27 de junio de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
.
....Tristeza. Bronca. Impotencia. Las lágrimas son incontenibles y se larga el llano imparable. Llanto estúpido por una causa más que estúpida. Agobio. Te retumba la cabeza. Se entremezclan las ideas. Se hace un quilombo. Y sos psicosomático. Se traslada al cuerpo. Te duele todo. Tenés ganas de escupir toda la mierda. De vomitarla. Se te revuelve el mundo entero. No tenés ganas de nada. No ves una salida. Necesitás calmar los ánimos. No podés. Te gana el dolor. Sos masoquista y seguís hurgando en la misma mierda constantemente. Llorás. Te duele. No querés saber más nada. Empieza a retumbar en tu cabeza aquella idea. Estás cansado. Ya basta. A la mierda. El castillo de cristal se convirtió en uno tan desarmable como el de cartas.
miércoles, 16 de junio de 2010
. · .sueño.un.sueño.que.sueño. · .
....Soñé que entraba a trabajar a un lugar en donde tenía que escribir. Era de periodista, pero --para variar-- no me dejaban escribir, no lo que yo quería, tenía bastantes limitaciones. Por ejemplo, la regla primera era no ser "muy fuertes" con...no me acuerdo quién, pero me acuerdo que no podía denunciar. Soñé que entraba con Ayle. El jefe era un actor famoso que no sé su nombre. Si es que existe, porque también creo que es la conjunción de dos personas en una. Soñé que la ventana del lugar miraba hacia el Río de la Plata. Era grande. Soñé que, de alguna manera, me llegaba una denuncia de que ahí había una estatua sumergida que arrojaba sus tóxicos al agua. No sé porqué soñé que la estatua era de José Martí, pero en el sueño yo creía que era el Che (¿reencarnación?). Soñé que la estatua la habían robado y escondido en ese lugar por su magnitud. Era de hierro y tenía el clor de la cúpula de Congreso de la Nación. Soñé que el Gobierno de la ciudad algo tenía que ver. Y vino mi vieja, pero de verdad no en el sueño. Era tarde y tenía que ir a trabajar a un lugar --de periodista-- en donde, claro, es difícil escribir y decir todo lo que quiero.
*Cualquier similitud con la realidad, es pura inconsciencia...
*Cualquier similitud con la realidad, es pura inconsciencia...
lunes, 14 de junio de 2010
Dicen que sos la revolución...
Y estoy con ellos, con vos...
[Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, Cienfuegos]
[Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, Cienfuegos]
martes, 1 de junio de 2010
. · . · .onda.vaga. · . · .
Te quiero, pensé,
te quiero,
me hacés bien...
Yo te dije...
Y no respondiste,
entonces
esperé una señal de tu cuerpo...
Me hacés bien,
pero me duele
sentirte/verte/percibirte
inmutable.
Yo te dije...
Eso me da miedo,
pensé,
perdón, terror,
corregí.
Y seguiste con cara de nada
cual imitación
de estatua.
Es que el tarrito de las
monedas no hizo ruido
cuando las tiré
para que me dieras tu mano.
Te quiero, te dije.
Y no te moviste.
Me acerqué
y no me percibiste.
Te acaricié
y no me sentiste.
Te quiero, repetí --inútil-mente--,
no me escuchaste.
Sólo me viste ir...
y me fui.
Y no volví.
te quiero,
me hacés bien...
Yo te dije...
Y no respondiste,
entonces
esperé una señal de tu cuerpo...
Me hacés bien,
pero me duele
sentirte/verte/percibirte
inmutable.
Yo te dije...
Eso me da miedo,
pensé,
perdón, terror,
corregí.
Y seguiste con cara de nada
cual imitación
de estatua.
Es que el tarrito de las
monedas no hizo ruido
cuando las tiré
para que me dieras tu mano.
Te quiero, te dije.
Y no te moviste.
Me acerqué
y no me percibiste.
Te acaricié
y no me sentiste.
Te quiero, repetí --inútil-mente--,
no me escuchaste.
Sólo me viste ir...
y me fui.
Y no volví.
En medio de todo este palabrerio, espero hayas adverito el te quiero...
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