Olor
a pasto y a flores. También a agua. Se puede caminar por la vereda sin
chocarse con gente. Se oyen pajaritos que cantan, algún perro que
ladra, las hojas de los árboles que el viento mueve. El crujir de
alguna hoja seca en el piso aplastada por un pie que la desarma. La
música de una radio que se cuela por una ventana hacia la calle. Una
reja que se cierra. Los fierros que se chocan, recién después, una
persona. El viento que sopla en la cara y te despeina.
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