Infinidad de vueltas tiene tu caparazón.
La espiral perfecta
que te marea
que te deja sin razón.
Vueltas, vueltas y vueltas
¡Puf!
de boca al piso.
La espiral perfecta te mareó.
Te hipnotizó
te encegueció.
Actúas sin que medie la razón
frente a un caparazón
que aparenta ser blando, penetrable,
pero no.
Otra es su función:
"proteger el cuerpo contra cualquier agresión.
¡Esa su única protección!".
Tan eterno y tan profundo fue el
instante de fascinación
Tan ciego que no llegaste a ver sus ojos,
(no te escondas más caracol)
único medio por el que percibe los sentidos
(no te escondas más corazón).
Estaba dentro del caparazón,
el caracol.
(no te escondas más caracol).
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