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- "Aburriiiido......no pasa nada ni en el facebook".

- Date una vuelta por tu barrio. Respirá. Ahora vas a ver cómo es que no pasa nada. Nada. A veces, pensamos que depende de dónde vivas, pero no sé si es tan así. Subite al primer colectivo y bajate ahí. Caminá. Detenete a observar cómo crece esa flor o aquel árbol que, casi inútilmente, intentan rescatar una microgota de Oxígeno en medio de tanto Dióxido de Carbono ¿Para qué lado sopla el viento? El mundo sigue girando mientras te sumergís en el ciberespacio. Donde no existen el tiempo ni la distancia, por donde podés conocer hasta el lugar más recóndito del planeta. Y safás, porque la pantalla no te trae la realidad tan cerca como para que llegues a tocarla. --En tu piso de Palermo es fácil respirar, ¿no? No sé si tanto en la plaza que da vuelta la esquina–-. Hay un sinfín de mundos que ruedan alrededor tuyo y no lo percibís. Es que los vidrios polarizados de tu auto no te permiten echar un vistazo al pibe que pide monedas en el semáforo, es que también se te aplacó el sentido de la empatía. ¿Cuántos pibes de nuestro país estaban aspirando pegamento mientras vos te preocupabas porque una especie de Superman viniera a corromper en tu monotonía tan regocijante? ¿Cuántos se murieron desnutridos en tu domingo sin vida? No te inquieta el ruido del hambre. Y a mí, a mí, me dice que sí pasa…me da un porqué para hacer algo y no quedarme con los brazos paralizados delante de un monitor que dice contar(acercar/mostrar) la realidad a través del ciberespacio.