miércoles, 2 de abril de 2008

Una Más....¿?

Mientras que los destellos del alba ni atinan a asomarse por la ventana del cuarto aquel día de otoño, ella está a la espera de que la buena música invada sus oídos dando la señal de que un nuevo día ha comenzado…
Tiene la suerte de que suene un tema que le gusta…y ya, ¡por segunda vez en la semana! Le saca una sonrisa y, como siempre, empieza a prepararse.
La mañana es el momento que más disfruta, pero no cualquier mañana, la mañana es a las 6.30, cuando la ciudad todavía no comienza con su ritual de quejumbrosa multitud, es a esa hora porque la tiene para ella sola, se asegura de que no haya nada ni nadie que pueda irrumpir. Así es que ella se complace. Pudiendo concretar estos instantes pacíficamente al amanecer, en medio de una luz tenue acompañada de un té con leche, olor a pan recién tostado y algo de buena música a un volumen considerable, cosa que no le permita a sus dendritas realizar algún tipo de conexión, más concretamente…para evitar pensar. Así, conforma un todo homogéneo, un mundo en el que su sólo existir… la satisface, se inunda en su ego y se llena de lindos recuerdos que le sacan una sutil carcajada.
Depende de lo que suene estará más enérgica, risueña, reflexiva, jodona, cariñosa, feliz, frontal, contemplativa o pacífica...Y, a menos que algún detalle haya logrado sacarla de su nirvana, viajará con una sonrisa a lo largo del día…
Aquel día sonó Ironic. Lindo tema, de particular letra. Resulta que es de esos que te hace dar cuenta de que muchas veces la vida se ríe de nosotros poniéndonos frente a situaciones que por alguna razón no se dan como debería ser y todo se transforma en una ironía. Te hace reflexionar.
Ana ya lo había pensado alguna vez, pero el primer día de esa semana que lo escuchó sólo dejó que las ondas sonoras revolotearan por el aire…A la segunda vez, dejaba que ocurra lo mismo, cuando sin advertirlo permitió que una idea atraviese su mente: “¿Será un mensaje, una señal para que me de cuenta de que en este momento estoy en medio de una ironía y por alguna razón no la vi? O, ¿será que no la quise ver y por eso la señal?”.
Ella no cree en las casualidades, cree que las cosas por algo pasan y es supersticiosa, por eso se dejó llevar por la hipótesis que su cabeza le planteaba. Reflexiona. Y…sí, definitivamente, hasta acá llegamos…“Hay que cambiar”, fue la frase que retumbó rotundamente en sus pensamientos. Tan insulsa que parece! Pero no, no era tanto...
Recapacitó tan solo en unas milésimas de segundo y eso bastó para que su convicción se reafirme: no tiene que ser un solo momento al día en el que uno debe permitir que su ego se haga presente. Hay que distribuirlo a lo largo de las 24 horas…para no dejar que las malas vibras nos contagien…para poder llevarse un poco más el mundo por delante…porque era eso solo lo que le faltaba.

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