jueves, 27 de marzo de 2008

Miradas...más elocuentes que las palabras




Miradas que miran hacia el horizonte perdidamente.
Miradas falsas, que miran sin observar.
Miradas queeeeeee seeeeee queeeeedaaannnn miraaaando hacia el mismo lugar tooooda una vida.
Miradas de ojos tristes, de ojos con resentimiento o de seño fruncido. De ojos cansados, desganados, agobiados.
Miradas que evitan mirar hacia algún lugar.
Miradas oscuras, que ocultan.
Miradas felices.
Miradas que se sienten, que transmiten, que de tan transparentes pareciera que hablan.
Miradas en ALTO, que van de frente, que saben hasta dónde quieren llegar.
Miradas intensas, que dan escalofríos o que hacen sonrojar.
Miradas que te sacan una sonrisa.
Miradas cómplices, que hacen que brillen tus ojos.
Miradas prohibidas, que ven donde no hay que ver.
Miradas que nos delatan, que nos ponen al descubierto, que causan gracia o nos ponen nerviosos.
Miradas que nos reconfortan.
Miradas que se cruzan……..que causan incertidumbre……
Miradas de ojos cerrados, que te penetran.
Todo el tiempo nos cruzamos con más y más miradas, tantas que se torna casi imposible calificarlas. Así y todo, existen aquellas que nos culminan y fácilmente son capaces de ser distinguidas en medio de la muchedumbre, tienen ese “no se qué” que te deja pensando a lo largo del día. Son difíciles de evitar. Otras ni nos damos cuenta de que están. También hay de las que no se olvidan, porque nos toman por sorpresa, que nos encandilan con su belleza. O las que preferimos olvidar, que duelen, nos hieren aún más que si nos gritan, nos putean y nos golpean al mismo tiempo.
Miradas que nos marcan, que nos hablan desde su silencio más profundo.

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